Préstamos impagables, billeteras virtuales caras y morosidad en ascenso: El caldo de cultivo para pedir la baja de Ingresos Brutos

El panorama financiero para familias y empresas se volvió sumamente restrictivo. A pesar de que el Gobierno nacional inició un proceso de flexibilización monetaria tras el ciclo electoral, buscando inyectar liquidez a la economía y reducir las tasas de referencia a corto plazo, este alivio aún no se trasladó al bolsillo de los usuarios.

El costo de acceder a financiamiento a través de entidades bancarias tradicionales sigue siendo prohibitivo, con tasas que llegan a cuadruplicar la inflación acumulada.

Datos del Banco Central (BCRA), detallados en su Informe Monetario Mensual de octubre, revelan que las tasas de interés promedio para los préstamos personales rondaban el 84% nominal anual (TNA). Esto se traduce en una Tasa Efectiva Anual (TEA) de casi 125%.

Esta carga financiera es significativamente superior al aumento de precios. Según el INDEC, la inflación interanual de octubre era del 31,3%, un valor que la TEA de los préstamos casi cuadriplicaba.

Una situación similar se observaba en el financiamiento de los saldos de tarjetas de crédito. Para quienes optaban por pagar únicamente el mínimo del resumen, la TNA promedio escalaba hasta cerca del 92%, implicando una TEA promedio que superaba el 140%.

El régimen de Transparencia del BCRA evidencia que la relajación en la política monetaria aún no ha generado el esperado descenso en lo que los bancos cobran a sus clientes. El análisis de los informes obligatorios de las entidades muestra que muchas no ajustaron las tasas de los préstamos personales desde el mes de agosto.

En el segmento de la banca privada, existen casos donde la TEA supera el 200%. Esto lleva a que el Costo Financiero Total (CFT) de un préstamo personal pactado a 36 meses pueda exceder el 300% del capital solicitado, incorporando todos los cargos e impuestos.

Para las tarjetas, la refinanciación de saldos en los principales bancos privados alcanza el 195% de interés, e incluso se dispara por encima del 200% en algunas instituciones.

La morosidad crece al máximo histórico

El elevado costo del crédito está impactando directamente en la capacidad de pago de los deudores. El porcentaje de clientes que experimentan dificultades para cumplir con las cuotas de sus préstamos o los resúmenes de tarjeta se encuentra en aumento.

Cuando un préstamo no es pagado por más de 90 días después de su vencimiento, se considera que entró en mora. Este indicador, monitoreado de cerca por el sistema financiero, ascendió progresivamente a lo largo de este año. En septiembre, último dato oficial disponible, la mora bancaria en los préstamos otorgados a las familias (principalmente personales y tarjetas) alcanzó el 7,3%. Este nivel representa el valor más alto registrado en los últimos 15 años, una señal de alerta sobre la salud financiera de los hogares.

Fuentes bancarias consultadas por el diario Clarín atribuyen el aumento de la morosidad a la brusca desconexión entre el costo real del dinero y la inflación. “Los clientes estaban acostumbrados a que las cuotas se licuen con la inflación y eso ha dejado de ocurrir”, explicaron desde las entidades, destacando la distancia sideral entre las tasas reales y una inflación que, si bien alta, muestra signos de desaceleración.

La opción "Fintech"

Ante la rigidez del sistema bancario, un número creciente de usuarios está buscando financiamiento por fuera de la banca tradicional. El BCRA reportó que, a julio de este año, los Proveedores No Financieros de Crédito (PNFC), que incluyen billeteras virtuales, fintechs, mutuales, cooperativas y empresas de retail, ya contaban con 11,1 millones de clientes. Estos actores otorgaron préstamos que, en conjunto, superaron los $11 billones.

Tradicionalmente, el costo de financiarse a través de estos canales alternativos es incluso más alto que el de la banca.

Un ejemplo es la app Mercado Pago, donde solicitar un préstamo de $1.100.000 para ser devuelto en doce meses implica una TEA del 178,7%, lo que arroja un Costo Financiero Total (CFT) del 241,95% anual.

El mismo monto solicitado en Ualá (una neo-bank regulada por el BCRA) presenta una TEA del 325%, lo que eleva el CFT por la cancelación en doce meses al 479% anual.

Desde el sector bancario, insisten en que una parte significativa del Costo Financiero Total (CFT) se debe a la elevada carga fiscal. Las cámaras que agrupan a las entidades han elevado reclamos al Gobierno por el peso de tributos como Ingresos Brutos, otros impuestos provinciales, tasas municipales y el Impuesto al Cheque en el costo final que pagan los clientes por los préstamos y otros instrumentos de gasto.